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viernes, 22 de mayo de 2015

Los cruciformes de la fábrica 'San Joaquín' de Maro, en Nerja (Málaga)








En 1991, el que fuera primer conservador de la Cueva de Nerja, Pablo Solo de Zaldívar, publicaba en la revista Jábega, editada por la Diputación Provincial de Málaga, un artículo titulado “Los cruciformes del cementerio de Maro, en Nerja (Málaga)”[1]. En él daba a conocer una serie de grabados existentes en la cara externa de los muros del antiguo cementerio de Maro (actualmente utilizado como ermita de San Isidro), en los que había reparado y había estudiado en 1960. Estos grabados, sobre los que ya tratamos en una entrada anterior de este mismo blog dedicada a la antigua necrópolis mareña, representan diversas figuras, como bastones, cruces con y sin peana, figuras antropomorfas esquemáticas y barcos con sus velas desplegadas; fueron ejecutados con dos técnicas distintas: el picado en el enlucido y la incisión con punzón cuando este estaba aún fresco. Solo de Zaldívar atribuía la autoría de los mismos a pastores y lugareños, a tenor de la información que había recabado de algunas de las personas más ancianas de Maro, que sin embargo no supieron, o no quisieron, explicar el motivo por el que los hacían. El conservador fechaba la realización de los grabados a mediados del siglo XIX, aunque esta datación es inexacta, ya que la construcción del cementerio comenzó en 1901 y fue consagrado en enero de 1904.









Sin embargo, no son estos los únicos grabados de semejantes características que se conservan en la zona, pues también los podemos encontrar en la fábrica azucarera y alcoholera ‘San Joaquín’ de Maro. Esta fábrica fue construida en 1879 por Joaquín Pérez del Pulgar y Ruiz de Molina en el pago de ‘Las Mercedes´, declarado colonia agrícola en 1881. La fábrica se encuentra en un solar con forma trapezoidal de 36.964 m2 de superficie, cerrado por una cerca de mampostería revocada que en su lado norte tiene ocho casas que estuvieron destinadas a trabajadores de la colonia, mientras que en el lado noreste hay otras dos, respectivamente habilitadas para el administrador y el mecánico de la fábrica. Los muros testeros de las viviendas de los colonos dan al exterior, al antiguo camino de Nerja a Almuñécar, y aunque muchos de ellos están derruidos, otros se mantienen en pie y conservan grabados idénticos a los del antiguo cementerio de Maro que bien pudieron encontrarse en otras partes de le cerca actualmente ruinosas.








Los grabados se hallan ubicados en ocho paneles de la cara norte exterior agrupados en dos conjuntos: seis paneles consecutivos a partir del ángulo nororiental y dos paneles consecutivos, aunque separados de los anteriores. Las figuras representan bastones, cruces con y sin peana y formas rectangulares; no se aprecian, al menos a simple vista, antropomorfos ni figuras o signos de otro tipo.  El significado tanto de estos grabados murales de la fábrica ‘San Joaquín’ como del cementerio de Maro se nos escapa, aunque pudieran tener un carácter identitario y algunos de ellos, en especial las cruces, constituir verdaderos amuletos o signos de protección de las viviendas que lindaban con el camino antes citado y el monte, a la vez que contribuían a la sacralización del espacio. Sin duda ambos conjuntos, los del cementerio y la fábrica, constituyen un importante documento antropológico que debe ser conservado y protegido.











           






[1] Solo de Zaldívar Yébenes, P., “Los cruciformes del cementerio de Maro, en Nerja (Málaga)”, Jábega 71, 3-14.